miércoles, 20 de agosto de 2008





Estoy soñando con un buen desayuno con su cafe con leche y sus tostadas, cuando despierto me doy cuenta de que solo habra un triste te y unas galletas. Ya llevamos casi una semana en la cueva y el hambre y el cansancio de ayer pasan factura.
Atras queda el festival de escalada de ayer que como siempre se recuerda un poco como una nebulosa entre lo cierto y lo incierto de este tipo de actividades. Nuestras manos sin embargo nos recuerdan que fue muy real.
Nos levantamos prontito, bueno de noche con la moral alta y con ganas de escalar, a las 7 h empezamos la via el manantial de la noche 600m 6b, en peña santa (picos de europa).
Tres horas mas tarde estabamos en la cumbre, medio alucinados por el horario medio aturdidos por los 600m express empezamos la bajada. Esta vez bajamos por los llastrales que aunque mas complicada que la normal de la canal estrecha, es mas rapida si ya te la conoces.
Dos horas tardamos en bajar y empezar nuestra segunda via. No sin antes haber perdido un tiempo valioso en encontrar nuestra mochila que dejamos en una piedra muy gorda en la pedrera ya casi a pie de via. Cuando llegamos al que creiamos que era el sitio nos dimos cuenta de que muchas piedras nos parecian tambien muy gordas.
Despues de algunas subidas gratis por la pedrera buscando nuestra mochila, conseguimos avituallarnos y empezar nuestro segundo objetivo, la tambien superclasica de la peña santa "rescate emocional" 650m 6c.
Esta vez ya nos costo un poco mas, pues el calor y la via tambien algo mas dura nos hizo mella en nuestro ritmo o por lo menos asi lo creiamos. Debio ser las gotas que empezaron a caer en el muro superior lo que nos hizo acelerar nuestro ritmo pues ya bajarnos de ahi con una solo cuerda y sin mucho material para abandonar se preveia bastante engorroso. Medio lloviendo a ratos llegamos a la cumbre, 4h esta vez. Nueve horas en total desde el comienzo de la primera via hasta la cumbre de la segunda incluyendo la bajada, para un total de unos 1300m de escalada.
No nos dio mucho tiempo en la cumbre a saborearlo pues estabamos en mitad de lo que se avecinaba como una posible tormenta. Bajando esta vez por la estrecha ya sin prisas y con todo echo nos fuimos al tran tran hacia nuestra cueva, donde nos tomariamos para celebralo unos humeantes noodles.

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